5 mitos sobre ciberseguridad que pueden ponernos en riesgo
En un contexto donde 1 de cada 4 empresas en Latinoamérica ha sufrido un ataque, sigue habiendo falsas creencias que nos ponen en riesgo.
Durante octubre se celebra el Mes de la Concienciación sobre la Ciberseguridad, una iniciativa global para promover hábitos digitales seguros. En Latinoamérica, 1 de cada 4 empresas sufrió un ciberataque en el último año, según el ESET Security Report 2025. Las campañas de phishing también afectan al público general, simulando mensajes de empresas o instituciones para generar urgencia y robar datos. En este contexto, es clave derribar algunos mitos que aún ponen en riesgo la seguridad de usuarios y organizaciones.
1. No soy un objetivo, porque no tengo nada de valor
Es común que las personas crean que los ciberataques solo apuntan a grandes empresas o figuras públicas. La realidad, como vimos, es otra: cualquier dato personal tiene valor para los ciberdelincuentes, desde información bancaria hasta credenciales de correo electrónico o redes sociales. Las estafas digitales llegan a millones de usuarios comunes, independientemente de su perfil o relevancia en línea.
Subestimar el riesgo crea una falsa sensación de seguridad y conduce a comportamientos riesgosos, como no habilitar la autenticación multifactor, usar contraseñas débiles o hacer clic en enlaces sospechosos. Estas debilidades son una oportunidad única para ataques que resultan en robo de datos, clonación de tarjetas, apropiación de cuentas o incluso extorsión digital, a usuarios que creen no ser blanco de ataques.
2. Mi antivirus me protege contra todo
El antivirus es una pieza importante de la defensa, pero no cubre todos los vectores de ataque. La ingeniería social, las fallas en los procesos, la mala administración de privilegios, los ataques a la cadena de suministro y brechas de visibilidad operativa, todas cosas que un antivirus por sí solo no puede resolver.
Un claro ejemplo se dio en Brasil y muestra cómo los problemas de los procesos pueden causar enormes pérdidas incluso cuando existen controles técnicos: el caso de C&M Software expuso cómo las lagunas en los procedimientos, la falta de controles y las fallas en la gestión de terceros permitieron el desvío de recursos y comprometieron la seguridad operativa de la organización. Esto ilustra que la seguridad no es solo tecnología, también es proceso y gobernanza.
Otro punto crítico es que muchos ataques explotan credenciales filtradas, debilidades humanas o flujos de autorización inseguros, escenarios en los que una solución antivirus no evita la intrusión inicial o la escalada de acceso. Por lo tanto, la estrategia de defensa actual debe estar en capas.
3. Mi contraseña es segura, puedes usarla en todo
Aunque una contraseña sea segura, reutilizarlas en múltiples servicios presenta un riesgo. En la práctica, los delincuentes que se especializan en ataques automatizados, como el relleno de credenciales (credential stuffing) donde utilizan combinaciones de correo electrónico y contraseña filtradas para intentar acceder a otras cuentas automáticamente. Si la contraseña es la misma, el acceso es inmediato y silencioso.
Por otro lado, la reutilización de contraseñas hace que estafas como el phishing y la apropiación de cuentas sean más efectivas, porque los ciberdelincuentes pueden combinar información de diferentes servicios para engañar al usuario de manera más convincente. Incluso si una plataforma tiene una protección sólida, si se usa la misma contraseña en un sitio web con seguridad débil, el riesgo se replica.
Por lo tanto, confiar exclusivamente en contraseñas seguras y únicas crea una falsa sensación de seguridad y deja a los usuarios vulnerables a intrusiones, robo de identidad y fraude financiero. La protección eficaz requiere no solo contraseñas seguras, sino también una combinación de autenticación multifactor, monitoreo de actividades sospechosas y buenas prácticas de administración de credenciales.
4. Mi celular está seguro, solo tengo que preocuparme por la computadora
Muchos creen que sus celulares o tabletas están a salvo solo por ser más nuevos o pequeños, pero no es así. Hoy los ciberdelincuentes atacan cada vez más los dispositivos móviles, aprovechando que ahí guardamos datos personales, financieros y del trabajo.
En países como Brasil, los fraudes por SMS y llamadas falsas (vishing) crecen cada mes. Los criminales se hacen pasar por bancos o empresas para robar información, mientras que apps falsas y malware siguen afectando tanto a Android como a Apple.
Protégete: usa contraseñas seguras, activa la autenticación en dos pasos, evita enlaces o apps dudosas, mantén tus dispositivos actualizados y desconfía de llamadas sospechosas.
5. La ciberseguridad es responsabilidad exclusiva del sector TI
Mucha gente todavía cree que la seguridad digital es tarea exclusiva del sector de TI, pero en realidad, todos tienen un papel esencial en la protección de datos y sistemas. Cada usuario que adopta buenas prácticas contribuye a fortalecer la seguridad de toda la organización o comunidad en línea. Hábitos simples como verificar enlaces antes de hacer clic, mantener contraseñas seguras y únicas, habilitar la autenticación multifactor y reportar actividades sospechosas crean barreras efectivas que complementan las tecnologías y políticas de TI.
Cuando todos se involucran, la conciencia colectiva se convierte en una poderosa defensa, capaz de prevenir estafas, fraudes e invasiones, proteger la información personal y corporativa y la comunidad digital en su conjunto. Cuanto más actúe cada persona de forma consciente, más resistente será el ecosistema digital. Recuerda: la ciberseguridad es responsabilidad de todos, y los pequeños hábitos marcan una gran diferencia.